Es un pequeño pueblo costero con villas de recreo, que poco ha cambiado desde que lo vi por primera vez.
Al fondo, un mar azul y un cielo nublado besan las montañas cubiertas en sus laderas de un bosque de pequeñas casas incrustadas al borde del acantilado y que casi se caen al mar. Los veleros se acercan como pequeñas motas de algodón en un campo azul. Se oye el rumor de las olas del mar golpeando el acantilado.
El inmenso mar está calmado, como un niño dormido, y una playa de brazos rosáceos abraza las blancas y espumosas olas. En la playa se hallan dos barcas amarradas a dos postes de madera hincados en la arena de color rosa pálido, brillando con los rayos del sol. Y una pequeña escalera acompañada por rocas conduce a un paseo marítimo donde hay una solitaria palmera envidiada por los demás árboles por estar más cerca del mar.
El camino, hecho de ladrillos, rodeado de flores multicolores que alegran el paisaje, conduce hacia las casas. Acompañado por unas farolas altas y redondas de hierro de aire antiguo, llega hasta un mirador rodeado por rejas de poca altura, de hierro, pintadas en negro y adornado con una maceta con flores. Tras el mirador, un gran pino parece que se asoma a contemplar esta maravillosa vista del mar.
En el paseo hay dos grandes casas de dos y tres pisos, que tienen ventanas muy luminosas y grandes balcones, rodeadas por un inmenso jardín decorado con diversas flores, rosas, moradas, rojas, amarillas y blancas, en un sinfín de color. Las casas están rematadas por unas grandes chimeneas. Tienen también una entrada con columnas decoradas con plantas. Parece oírse el rumor del viento acariciando las plantas y notarse la brisa que huele a rosas. Detrás hay un inmenso bosque con numerosos árboles, con pinos y palmeras de tonos verdes y azules.
JUAN ANTONIO LÓPEZ SENA 2º B
Al fondo vemos la torre del Big-Ben, tan alta que parece que intenta alcanzar el cielo para abrazarlo. El parlamento se sitúa a la derecha. Alrededor del parlamento hay varios árboles, farolas, carteles y una estatua. Justo delante del Big-Ben, hay cuatro semáforos en una pequeña rotonda. A la izquierda hay varios edificios, que puede ser de empresas o viviendas. Estos y el parlamento, tiene un estilo neogótico. Debajo de los edificios de la izquierda, se ve un taxi negro, típico de Londres, y más adelante se ven otros coches. En la parte baja de la imagen podemos ver un charco, provocado por la lluvia que suele caer sobre Londres. El charco me recuerda a un espejo en el que toda la ciudad se refleja. Es como si pudieras saltar en él e ir hacia otra ciudad. El cielo está algo nublado, pero al tener distintos tonos de azules y las nubes blancas y algunas grises, me parece muy bonito.
En este lugar podríamos oír el tráfico y las gotas de agua que caen y golpean el suelo. Podemos oler el humo de los coches y podríamos notar la brisa fría y húmeda golpeando nuestra cara, porque parece que e invierno u otoño.
Me encanta esta imagen por cómo está tomada, porque como dije antes, parece que hay dos ciudades paralelas. Además, en mi opinión, Londres es una ciudad muy bonita que me trae muy buenos recuerdos.
ELENA CLEMENTE 2º B
Esta imagen muestra un inmenso lago de aguas cristalinas que abarca la mayor parte de este terreno, inundando así,
una gran zona del territorio montañoso.
En un primer plano, podemos observar a la izquierda, que sobresale una gran roca del lago, con un color claro y rugoso. Sobre ella se ve una pequeña flor de color naranja acompañada de un musgo verde oscuro.
Vemos un estrecho entrante de tierra en medio del lago donde hay un grupo de altos abetos, cuyo tronco es poco grueso, más a la derecha podemos contemplar que delante de dos árboles sombríos de esta misma especie, se ubica un ancho arbusto con finas hojas.
A lo lejos un extenso conjunto de pinos rodea, mayoritariamente al lago, por la izquierda y la derecha.
Al fondo hay dos filas de luminosas montañas, con forma prismática de color canela suave. Al pie de las montañas de la parte izquierda podemos ver cómo crece hierba y otras plantas.
En lo alto de todo presenciamos claras nubes flotando, que parecen desmoronares en el nítido cielo azul como un puzle sin hacer sobre la mesa.
Es un lago cuyo clima parece ser templado y suave, con una fresca y ligera brisa que contiene un aroma floral y perfumado.
Este lugar es el paraíso de cualquier sueño en el que una persona desearía estar y disfrutar, acariciando el agua, sintiendo cómo el aire recorre la piel, relajando el cuerpo en la hierba y cerrando los ojos...
Y por último es un lugar lleno de vida, color y seguro que hay una fauna abundante disfrutando de la dulce sensación de estar allí.
JOSÉ MANUEL GARCÍA CIRA 2º B
En la imagen podemos ver un paisaje de interior, situado al pie de un gran macizo montañoso.
El cielo tiene un tono azul agua y por debajo de la cima de las montañas que se aprecia al fondo asoma una masa de nubes blancas y espesas que parecen de algodón. Su blancura hace que destaque la grisácea cima de la montaña con restos de la nieve que cubrió paisaje montañoso, parecen canas sobre una caballera oscura.
A los pies de la montaña apreciamos una bella casa con un verde jardín en el que destaca un gran árbol que anuncia la primavera. La hierba verde del jardín, con un tacto parecido al de una alfombra. La casa está rodeada de un frondoso bosque que la rodea. A la derecha, hay un camino que se dirige hacia ella.
El lugar produce sensación de tranquilidad, calma, alegría y vida.
También destaca la soledad, pues no se refleja ningún rastro de vida en todo el paisaje montañoso en el que predomina el color y el olor fresco de un lugar limpio donde se puede respirar un aire puro y oír dulces pájaros cantar.
VÍCTOR MÁRQUEZ DELGADO 2º B
Después de una larga caminata a través de la selva, encontramos el lugar ideal para descansar.
Ante
nuestros ojos de viajero cansado y sudoroso, la selva se abrió de
pronto y apareció un río de limpias aguas, transparentes como el
cristal.
En el fondo el agua se podían ver pequeños peces de
colores nadando felices, que era justo lo que estábamos deseando hacer.
Había, como si de los dedos de una mano abierta se tratara, unas rocas
por las que el agua se escapaba formando siete pequeñas cascadas que nos
invitaban a una refrescante ducha. Nos quedamos contemplando
embelesados aquel paisaje que parecía un pedazo del paraíso. Hasta
nosotros llegaba el rumor del agua al caer y un olor a fresco y limpio
que parecían llamarnos en una muda invitación.
De la calurosa
selva que habíamos atravesado, solo quedaban cinco palmeras situadas
encima de las cascadas, como si fueran los vigilantes de aquel rincón
secreto. A nuestros ojos, aquel conjunto de palmeras, rocas y agua
formaba un pedazo de nuestros sueños, los mismos sueños, visiones o
ilusiones, cada uno que lo interprete como quiera, que nos ,
mantuvieron con vida durante la larga travesía por la inhóspita y
sofocante selva.
MANUEL NARBONA ALEJO 2° B
En esta foto vemos un paisaje helado, con cataratas cayendo desde lo alto de la montaña, desde el Lago Superior. Es un lugar frío, tanto como solitario.
En él podemos observar cascadas, piedras, rocas y montañas, un lago y una gran manta de blanca nieve.
Arriba a la derecha, podemos ver un lago, frío y atemorizador, en el que no creo que haya peces. el lago, tranquilo y sereno como un koala, se convierte de repente en unas grandes cataratas agitadas y revoltosas como un niños pequeño. Cayendo así, el agua, al vacío.
Desde aquí se puede escuchar el rumor de las cataratas chocando como un martillo con un clavo.
Arriba a la izquierda, podemos observar también carámbanos de hilo, afilados como pinchos. Debajo hay una cueva a la que el agua de las cataratas no llega. En la lejanía hay montañas cubiertas de nieve blanca como la seda.
El cielo está cubierto de nubes gruesas que podrían arrojar su contenido helado en cualquier momento. Se siente desde aquí un aire calmado, pero a la vez amenazador como un tanque antes de disparar.
Entre la cascada hay peligrosas rocas, formando una dañina ruta para los navegantes. Podemos observar también unas grandes rocas que muestran que debajo de la nieve blanca, está la fea tierra marrón.
Este paisaje me ha gustado mucho porque me relaja y transmite serenidad.
MIGUEL HERNÁNDEZ 2º B
Al fondo hay una
misteriosa, casa de madera, algo antigua y baja. Alrededor de ella hay robustos
árboles, de color verde oscuro. A la izquierda de esta casa se encuentra un
molino de viento alto, con grandes aspas blancas, también rodeado por árboles.
En el medio el río de aguas serenas y cristalinas, besando su agua se encuentra
un pequeño barco de vela. Alrededor del río hay un montón de flores de colores
vivos, rosas, amarillos, verdes etc… percibo el aroma de las flores y me
encanta escuchar el sonido del agua que discurre. Las flores bordean un camino
hasta la casa. En el río se refleja la silueta del paisaje y eso da una
sensación de pureza.
Me relaja bastante poder
observar el cielo con sus distintas nubes y olvidarme de diversos problemas.
Como este paisaje es rural seguro que habrá presencia de animales como peces,
insectos y vacas…
Me parecería divertido
estar allí y disfrutar del cuidado de algunos animales y descubrir diferentes
cosas que son interesantes cada día.
LUCÍA LUDEÑA RIVAS 2º B
Mª VICTORIA ARROYO CABALLERO 2º B
Esta
es la imagen de un paisaje otoñal. El motivo central es un banco en el parque
sobre el que han caído unas cuántas hojas rojas y amarillas de dos árboles
cercanos y estos dos árboles forman un arco alrededor de ese banco. El banco es
de color verde turquesa que contrasta con los colores terrosos de las hojas que
tiene sobre él y se funde con el muro lleno de arbustos verdes que están
detrás.
Si
nos fijamos en el arco que forman los dos árboles que están sobre el banco,
vemos como se entrelazan las ramas y se
mezclan las hojas rojas del árbol de la derecha con las hojas amarillas y
anaranjadas del árbol que hay a la izquierda; sin embargo, abajo, en el suelo,
todos los colores de las hojas se mezclan como una colorida alfombra sobre un
césped verde y un camino de arena que lleva hasta el banco.
Parece
que huele a humedad cuando observamos el color verdoso del musgo que habita en
el tronco del árbol rojo.
Al
fondo se nota que un viento huracanado pasó por detrás del muro y alcanzó al
que hay detrás, ya que no tiene ninguna hoja en sus ramas.
En
conjunto, la fotografía del paisaje parece una pintura en la que el artista
hubiese derrochado su paleta de colores en él.
Me
encantaría estar allí, poder oler ese aroma otoñal que refleja la imagen y
pisar las hojas para oír su crujido al andar sobre ellas.
Mª VICTORIA ARROYO CABALLERO 2º B
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