lunes, 28 de marzo de 2016

Concurso Literario Día de Andalucía II

Enhorabuena a Miguel y Manuel que ganaron en la categoría Poesía Primer Ciclo.

Sevilla. Río Guadalquivir. Jorge Franganillo

POR SEVILLA PASA UN RÍO

Por Sevilla pasa un río
y ese río tiene un puente.
en Triana, y en mi mente.
Por el puente pasa vida
por la vida pasa gente,
y ese río de Sevilla,
nos contempla indiferente.

Por Sevilla pasa un río
la refresca con sus aguas,
la decora con sus barcos
con pescadores y cañas.

Por Sevilla pasa un río,
testigo mudo de todo
de sus fiestas y su historia
y de la Torre del Oro.

Por Sevilla pasa un río,
se llama Guadalquivir,
y si no estuviera el río,
aquí no querría vivir.

Inspirado en “La plaza tiene una torre” de Antonio Machado.

MIGUEL HERNÁNDEZ CID 2º B

Granada. La Alhambra. Babyxela
 
Con la luz del amanecer,
de oro La Alhambra reluce
y Granada, reino infiel,
como una joya la luce.
A los sones de un tambor
baila Granada una zambra
y desde arriba, La Alhambra,
los vigila con amor.
Mientras tanto, en su alcazaba
mira Isabel a Granada
soñando con conquistarla
y en su corona guardarla.
Pero Granada, valiente,
se resistió hasta el final,
cuando su Rey Abdrramán,
llorando como mujer
por no saberla defender,
la entregó a su rival:
la Católica Isabel.

MANUEL NARBONA ALEJO 2º B


Recordad ese bonito día de invierno en las altas montañas nevadas, viendo como cae la noche sobre esa ciudad llamada Granada.

Recordad ese olor a mar y oíd las risas a compás de los Carnavales de Cádiz.

Recordad el sabor de esas gambas, sentados, viendo la puesta de sol, en esas hermosas playas de Huelva.

Recordad esos majestuosos dólmenes y cuevas, situada en la provincia de más riqueza prehistórica, Málaga.

Recordad esas playas, con la arena más blanca que la nieve y el mar más azul que el cielo, Almería.

Recordad ese nacimiento de Guadalquivir en la bella ciudad de Jaén.

Recordad esa mezquita, que se alza a los cielos, como gigante, intentando coger las nubes, en la ciudad musulmana de Córdoba.

Recordad ese cristo de los gitanos, movido a ritmo de bulerías y sevillanas, que no puede estar en otra ciudad como Sevilla.

SARA ARROYO GARCÍA 2ºB


¡Oh! Andalucía de mis amores.
De norte a sur de este a oeste
El sol brilla en el alma
De todos los andaluces.

El viento alegre recorre
Las dunas de Doñana,
el levante acaricia
las playas de Cádiz,
el terral de Málaga
juega con las palmeras,
y el poniente en Almería
dibuja en sus desiertos.
La Alhambra vigila
sentada en su montaña
a todos los granaínos,
Los olivos de Jaén
te dan sabor,
los arcos de la mezquita
nos hablan del pasado
y en Sevilla la Giralda
presume del Guadalquivir.

¡Oh! Andalucía de mis amores.
De norte a sur de este a oeste
El sol brilla en el alma
De todos los andaluces.

CURRO FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ 2ºB


UN NIÑO Y SU DESEO


Luis era un niño de 13 años que había nacido en Sevilla, pero hacía ya muchos años que, por el trabajo de sus padres, se había tenido que ir a vivir muy lejos, a otra ciudad. Él vivía contento en ella y tenía muchos amigos con los que jugar y divertirse, iba a menudo a excursiones y sus padres lo llevaban a ver monumentos muy bonitos e interesantes. Pero desde pequeño Luis tenía un sueño que todavía no había hecho realidad, volver a Sevilla y visitar la Giralda.

            Sus padres le contaron desde muy pequeño que, cuando tenían su edad, 13 años, eran compañeros de clase y que los llevaron de excursión a visitarla. Allí los dos se hicieron novios y gracias a esa torre que visitaron ya su vida la vivirían juntos para siempre.

            Él se acordaba de su deseo muy a menudo, y les pedía a sus padres ir a verla, pero ellos le decían que no podían en ese momento y que cuando llegaran las vacaciones lo intentarían.  Al llegar las vacaciones sus padres tenían una noticia estupenda que dar a su hijo. Unos días antes se habían puesto en contacto con los abuelos, que vivían en un pueblo cercano a Sevilla.

            La noticia fue para el joven el mejor regalo que le podían dar. En unos días harían un viaje en tren y se quedarían en casa de los abuelos. Todos juntos podrían llevarlo a ver lo que él tanto quería.

            Cuando llegaron en tren a Sevilla sus abuelos estaban esperando en la estación. La alegría que todos sentían era enorme. Hacía mucho tiempo que no veían a su nieto y verlo era el mejor regalo que les podían dar.

            Había llegado la mañana soñada por Luis. Todos fueron a coger el metro muy temprano. Tras unas cuantas paradas, bajaron muy cerca del centro de Sevilla. Al salir a la calle Luis escuchó como las campanas de la Giralda comenzaron a tocar. El cielo estaba celeste y sin una nube. Gran cantidad de turistas andaban a su alrededor, dirigiéndose muchos por el mismo camino hacia la torre que él quería ver.

            Al llegar a la Plaza del Triunfo, miró a lo lejos y ya la pudo ver. Las palomas volaban por el cielo y se acercaban. Por fin toda la familia llegó hasta la cola donde se sacaban las entradas para subir. Luis estaba muy nervioso y quería que sus padres y sus abuelos le contaran cosas interesantes sobre la majestuosa torre que tenían delante de ellos.

            Su padre le comentó que mirara hacia arriba para que se fijara en las enormes campanas que había escuchado antes tocar.

            Su abuelo le preguntó si sabía quién había construido la Giralda. Luis, muy orgulloso, le contesto que habían sido los almohades, lo había estudiado en clase de Ciencias Sociales.

            Su madre añadió que la parte superior de la Giralda había sido construida por los cristianos después de la conquista de la ciudad.     

            Llegó el momento de subir. Para Luis fue maravilloso descubrir que para llegar hasta arriba de la torre se hacía por medio de rampas y no por escaleras.

            Su padre le explicó que antiguamente en esa torre vivía el campanero, que todos días salía de su casa para tocar las campanas cuando era necesario hacerlo.

            Llegaron hasta el mirador y para Luis ver toda la ciudad desde lo alto fue otro premio, el primero que había sido el subir por la torre. Se quedó con la boca abierta contemplando la hermosa ciudad.

            Llego la hora de bajar y, tras mirar a cierta distancia a la torre, preguntó a su padre por la estatua que estaba encima de ella. Él le explicó que se llamaba “El Giraldillo”, y que era una veleta que giraba graciosamente según la empujaba la dirección del viento.

            Su abuelo quiso después enseñarle un colmillo de elefante y un cocodrilo que estaban en la entrada al Patio de los Naranjos de la Catedral. A Luis le gustaron mucho porque tendría algo más que contar a sus amigos de vuelta a clase.

            Llegó el final del viaje y la vuelta a casa. Luis se lo había pasado en grande. Recordaría el viaje toda su vida, aunque sabía que ese sólo había sido el primero de los muchos viajes que haría en su vida a la ciudad de sus padres y sus abuelos.
 
JUAN ANTONIO LÓPEZ SENA 2º B
 HAMDI



Hamdi era un niño que venía de muy lejos a una ciudad nueva.  Él nunca había tenido ropa, ni juguetes, ni una familia que se ocupara de él y casi nunca tenía comida para alimentarse.  Hamdi no sabía ni leer ni escribir.

El sólo sabía que venía a otro país donde todo iba a ser mejor. Cuando iba en el coche que lo transportaba a su nueva casa, miraba por la ventana y veía gente feliz, con su familia, casas muy bien construidas, niños jugando con otros niños. Él nunca había visto nada de eso.

 Cuando el coche paró, la puerta que tenía a su lado se abrió y él sin rechistar, se bajó. Hamdi se encontró delante de dos personas, una de ellas le dijo que ellos iban a ser su nueva familia y que ella sería ahora su madre en España.

En ese momento el niño no entendió bien lo que le decía aquella mujer, porque solo tenía tres añitos y porque estaba un poco asustado. Todo era diferente del lugar donde había vivido.

Esas dos personas se lo llevaron a una casa, su casa. Al llegar se presentó el que ahora se ocuparía de él y se portaría como su padre a partir de ese momento.

Hamdi no tenía nada, pero cuando fueron pasando los días, se dio cuenta que su padre y su madre eran unas personas muy buenas: le compraban todo lo que necesitaba, ropa, comida, juguetes y le daban lo más importante amor. Le dijeron que le iban a llevar a un sitio llamado “colegio “, que allí le iban a enseñar a leer y a escribir. Él era tan bueno, que no rechisto y lo aceptó al momento.

Ese colegio se llamaba San Sebastián y era al que también habían ido de pequeños sus padres.

Hamdi fue creciendo junto a la familia y la familia también creció, sus padres dos años después de que llegara Hamdi, tuvieron una hija y él se sintió feliz de poder contar con una hermana con la que jugar y a la que podía cuidar, y sus padres disfrutaban viéndolos jugar y siendo felices.

Unos años más tarde tuvieron otro hijo y a Hamdi, al igual que con su hermana le encanto la noticia, al que también cuido mucho y fue su compañero de secretos.

Hamdi iba creciendo en el pueblo de Padul, cerca de Granada. Sus padres fueron enseñándole todos los lugares bonitos que se encuentran en esa gran ciudad: la Alhambra, el Parque de las Ciencias, la Calle de San Antón, Sierra Nevada y pueblos de los alrededores como Durcal, Motril, Órgiva, Lanjaron y gran parte de la Alpujarra.

Le encantaba su familia, le encantaban sus amigos, sus vecinos, sus compañeros, su pueblo, su ciudad, sus juguetes, su ropa y era muy feliz.

Le encantaba su vida, Siempre se lo pasaba bien, tenía muchos amigos en el pueblo que le adoraban. Pero tal y como las cosas vienen también se van, así que poco después de cumplir 8 años, le detectaron una enfermedad debido a su mala alimentación en la niñez y a poco de haber cumplido los 15 años se murió.

Todo el pueblo lloró su perdida, era un niño ciertamente querido en el pueblo. Todavía hoy cuando se habla de Hamdi alguna lágrima se escapa de los ojos de quienes lo conocieron.

ANA ISABEL VILLANUEVA PINO 2º B

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